7 de mayo de 2010

Teoría sobre la condición humana

Contrario a lo que tal vez se podría pensar, no soy una humanista. No creo en el ser humano y estoy convencida de que nunca llegaremos a buen puerto como especie. Cuando soy testigo de los atropellos que somos capaces de cometer, mi corazón se constriñe, pero en mi cabeza sólo se escucha un ¿qué esperabas?
El otro día, hablando con mi amado, llegamos a la conclusión de que, si las leyes y los demás países lo permitieran, muchos de nosotros también seríamos testigos en nuestras propias ciudades de fenómenos como los campos de concentración, la explotación de niños y el apartheid. En mi opinión, el frágil mundo occidental se sostiene gracias a la educación, al "no le pegues a tu hermano", a los castigos escolares y a las moralejas de los cuentos. De hecho, somos tan egoístas que estoy segura de que si alguien nos dijera "mira, de ti depende que 100 niños no mueran de hambre este año, lo único que tienes que hacer es dejar de comer helado por el resto de tu vida", nos quejaríamos al cabo de meses, llevaríamos como una carga privarnos de algo que en realidad no necesitamos y, por supuesto, habría muchísima gente que preferiría comer helado.
- Pero entonces, si sólo la sociedad con sus leyes y sus organismos nos contienen ¿el hombre dejado al garete se corrompería totalmente?- me preguntó él.
- No - le contesté tras meditar un segundo. Porque esa rebeldía que constituye la desgracia del ser humano, es la misma que le imposibilita a perderse del todo.
Estamos condenados a un eterno forcejeo ya que, si bien -por más esfuerzos que se hagan, por más leyes que se dicten, por más cárceles que se abran- siempre habrá alguien capaz de matar, robar y violar; en una sociedad corrupta y sin valores también habrá siempre una persona que, sin que nadie se lo haya enseñado, sepa que algo no va bien y sienta la necesidad de cambiar el orden de las cosas.
No tenemos solución y cada día que pasa, una noticia en el periódico me confirma esta teoría.
- ¿Y si piensas que el mundo no se puede cambiar, por qué te esfuerzas tanto, por qué te preocupas por reciclar, participar en ONG's y otras historias?- me preguntan siempre. Mi respuesta es muy sencilla: si el mundo se va a ir a la mierda, por lo menos no quiero ser cómplice de ello.

1 comentario:

Livier dijo...

Hace unos días Sergio y yo nos quejábamos porque lo mandaron a cubrir un evento de luchas, a ninguno de los dos nos gustan, y mientras esperábamos el comienzo llegó un camarógrafo de Televisa y le dijo a él: ¿A que perdiste algo en Pachuca?... bueno, simplemente nos hizo el día.

Tres semanas antes fuimos a la final de un torneo y él perdió una cámara fotográfica de su trabajo, obviamente se la iban a cobrar, 4,500 pesos.

Definitivamente hay momentos en los que confirmo que aún hay gente buena, la humanidad no está tan perdida, así mi ejemplo sea pequeño.

Por momentos así me vale madres que la gente piense que estoy loca, hay cosas que no tolero y sé que tengo razón, lo expreso y la gente se enoja, pero el agua no se tira, la basura no va en la banqueta, las luces se apagan si los estás usando, si tu perro caga en la calle tienes que limpiar, etcétera.

Un abrazo Astro.