20 de septiembre de 2010

Sunday

Hoy me di permiso. Me permití ser sólo una ama de casa sin más preocupación que matar las horas limpiando rincones imperceptibles de la casa.

Me di permiso de revolotear alrededor de él mientrar trabajaba, de comer sandwiches conforme iba surgiendo el hambre, de seducirlo cuando apremió el deseo, primero con mimos y luego con besos. Me permití estirarme perezosamente en la cama después de hacer el amor a media tarde, entrecerrando los ojos para disfrutar de la luz que entraba por la ventana bañando mis pupilas. Abracé la almohada durante minutos infinitos, sin prisas, sin apenas darme cuenta de las horas.

Hoy me di permiso de vivir el domingo como su fuera un día de fiesta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bien hecho...

Livier