21 de septiembre de 2010

A cierta edad

Me he dado cuenta de que llega un momento en la vida de toda mujer adulta en el que algunas cosas dejan de ser. Otras cambian radicalmente y, si se desea mantener la cordura, no hay más remedio que aceptarlo de buen modo. He aquí una breve lista de las cosas que hasta ahora he identificado que suceden a nuestra "cierta edad":

- la gravedad y mi cuerpo interactúan de formas que antes no lo hacían
- para ser exitosa en todos los aspectos que el mundo occidental exige, no queda de otra que dormir muuuuucho menos.
- no se pueden establecer nuevos o más estrechos vínculos de amistad con el sexo opuesto porque SIEMPRE son malinterpretados (por el momento las amigos de toda la vida se salvan de esta regla)
- es imposible corregir los errores de juventud sin meterse más en el fango... pero a nadie le importa un bledo
- menos es más (lo siento chicos, esto por lo que he visto, sólo funciona con mujeres)
- empiezas la lenta y dolorosa transición entre lo que solías ser y una versión 2.0 de tu madre.

Se aceptan sugerencias

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Noooooooooo, no te creo, no te creo, no te creo.

Astro dijo...

Anónimo, te lo juro que sí ¿cuál es la parte que más te cuesta creer?

Anónimo dijo...

La versión de la madre 2.0 simplemente no, y que conste que amo a mi madre, pero hay diferencias grandes, enormes diría yo.

Livier