20 de febrero de 2009

Sueños traicioneros

Esta noche tuve uno de los sueños más perturbadores de mi vida. A quien me conozca, sabe que eso es ya mucho decir porque mi actividad onírica desde siempre ha sido excesiva e insana.



Soñé que estaba en un hospital -bastante sui generis, por cierto- porque iba a tener un bebé. Mi hermana estaba ahí por la misma razón. Era el día de su cumpleaños.


Cuando por fin mi hermana daba a luz, una enfermera me entregaba dos bebés de no más de 10 centímetros de alto cada uno. Yo iba a mostrárselos a mi madre y a mi tía que estaban en una Iglesia al aire libre, muy atentas, escuchando misa (lo cual es perturbador de por sí, tomando en cuenta que mi madre no es católica). Sostenían a los bebés un rato entre sus manos y luego me los devolvían metidos dentro de una funda de tela para celular.

Yo quería hablar con mi hermana de todo lo sucedido antes de llevarle a su bebé, así que decidía dejarlos un segundo recargados en la mesa del baño, cuidando que no se fueran a caer, y me dirigía a su habitación. Ahí comentábamos lo extraño que había resultado la coincidencia de partos (sobre todo si tomamos en cuenta que ninguna de las dos sabía siquiera que estaba embarazada) y otras cosas. Finalmente iba a buscar a los bebés, pero lo único que encontraba era una piernita de cada uno terminada en una montañita de ceniza, como cuando uno deja un cigarro abandonado por mucho tiempo.

Lo demás es imaginable. Sentimientos de culpa. Llanto. Incredulidad. Esperanza. Incriminaciones. Etcétera.

Desperté completamente trastornada. No sé qué me perturbaba más, si la horrible visión de haber perdido a mi propio hijo y al de mi queridísima hermana de una manera tan cruel y espantosa... o el hecho de por primera vez haber soñado que estaba embarazada y no sentir el pánico que eso me suele provocar, el cual normalmente es lo único que necesito para despertarme aterrada.

¿Estaré enloqueciendo o estaré madurando? Igualmente espero poder olvidar algún día las imágenes que mi inconsciente decidió poner en mi cabeza esta noche.

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