11 de enero de 2010

2010

Ahora que empieza el nuevo año me doy cuenta de que mis últimos momentos en la década pasada no fueron nada buenos. Intenté arrastrarme por el suelo y revolcarme en mis miserias, me empeñé en tener una pésima actitud y me salió muy bien. Me quejé, lloriquee, me lamenté, sufrí y renegué. ¿Y todo para qué? como diría la canción. No conseguí nada, ni siquiera creérmela, porque al final de cuentas no puedes engañar al corazón y yo, en general, debo reconocer que soy muy feliz...aunque me joda.

Y es que cuando las cosas no salen como uno quiere pero en realidad tienes todo para estar bien, sufrir suena a berrinche. No es lo mismo que cuando todo es gris y nebuloso, donde retorcerse puede ser incluso sublime e inspirador.

Es por eso que he decidido hacer público mi propósito para este año: voy a enfrentar el 2010 con un enfoque completamente diferente al del año pasado, aunque sea sólo para variar.

El primer cambio importante, espero, se verá reflejado en este blog. Después de una breve consulta en un post anterior decidí no cerrar La casa de la veleta y del reloj de sol, pero estoy determinada a llevarla por el mismo camino que el resto de mis proyectos.

Así que, por el momento y hasta el próximo 31 de diciembre, el 2010 y yo nos deseamos una feliz convivencia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Felicides!!! Me gusta la nueva actitud.
TE QUIERO MUCHO